¿Sabías que cada roca tiene una historia que contar? Desde el granito que forma una montaña hasta una piedra en la playa, cada una guarda secretos sobre cómo se formó la Tierra, qué condiciones existían en el pasado y cómo han cambiado los paisajes.
Las rocas se dividen en tres grandes tipos: ígneas, sedimentarias y metamórficas. Las ígneas nacen del magma; las sedimentarias se forman por acumulación de sedimentos; y las metamórficas resultan de la transformación de otras rocas por presión y temperatura. Cada tipo nos habla de diferentes ambientes y procesos geológicos.
Por ejemplo, una roca sedimentaria puede contener fósiles de organismos que vivieron hace millones de años. Analizarla nos permite reconstruir ambientes antiguos: ¿hubo un mar?, ¿era una zona desértica?, ¿cómo era el clima? Las rocas nos dan pistas como si fueran detectives del pasado.
Además, algunas rocas muestran marcas de antiguos terremotos, glaciaciones o incluso impactos de meteoritos. Leer esas señales requiere entrenamiento, pero una vez que aprendes, es como descifrar un mensaje codificado del planeta.
Así, al observar una roca no solo vemos un objeto inerte, sino una cápsula del tiempo. La geología nos permite interpretar ese lenguaje y descubrir cómo ha evolucionado nuestro mundo.
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Referencias:
- Marshak, S. (2015). Essentials of Geology. W.W. Norton.
- Prothero, D.R., & Schwab, F.L. (2013). Sedimentary Geology: An Introduction to Sedimentary Rocks and Stratigraphy. W.H. Freeman.
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