El magmatismo juega un rol fundamental en la formación y evolución de la corteza continental. A lo largo de la historia geológica de nuestro planeta, episodios de actividad magmática han contribuido al crecimiento de los continentes mediante la adición de material nuevo proveniente del manto terrestre.
Uno de los principales mecanismos de generación de magmas es el proceso de subducción y apertura de placas tectónicas, en donde, para el caso de la subducción una placa tectónica (ya sea oceánica o continental) desciende bajo otra, provocando el derretimiento parcial de límites de la corteza y manto, dando lugar a magmas de distintas composiciones, a su vez, la apertura de placas tectónicas (o también conocidos como bordes divergentes) genera nuevo material incandescente que proviene desde el manto, generando así a nuevo piso oceánico, o bien, nuevo material dentro de placas continental (ambientes de extensión intra-placa).
Para poder entender la naturaleza de procesos magmáticos, como por ejemplo la fusión parcial y la cristalización de magmas, los geocientíficos se basan en una rama de la geología conocida como geoquímica, la cual se encarga de estudiar la composición química de las rocas, en donde las composiciones pueden variar significativamente dependiendo de factores como la profundidad de fusión, la composición de la fuente del manto, la presión y temperatura involucradas, como incluso procesos de alteración y/o desequilibrio termodinámico. Esta rama de estudios proporciona información valiosa sobre la dinámica interna del planeta y la generación de la corteza continental.
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Referencias:
- Brown, M., & Rushmer, T. (2006). Evolution and Differentiation of the Continental Crust. Cambridge University Press.
- Wilson, M. (1989). Igneous Petrogenesis. Springer.
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